Internet está en riesgo por la privacidad y seguridad
[ Constance Bommelaer de Leusse | Internet Society ]
Alguna vez se pensó en el ecualizador global, abriendo las puertas para la comunicación, las oportunidades de trabajo, el comercio y más: Internet ahora se ve cada vez más con escepticismo y desconfianza. Estamos aferrados a una tendencia en desarrollo en la que las personas se sienten decepcionadas por la tecnología que usan. Alimentados por la inquietud y la incertidumbre sobre el creciente alcance de las amenazas a la seguridad y la privacidad que acompañan a un mundo siempre activo y orientado a la tecnología, ahora las personas buscan formas de desconectarse y ponen mayor énfasis en los valores y la interacción humana.
La forma en que vivimos nuestras vidas está ahora inextricablemente ligada a Internet, que se estima contribuirá con $6.6 mil millones de dólares al año, ó 7.1% del PIB total en los países del G20 en 2020. En los países en desarrollo, esa economía digital crece constantemente 25% cada año.
Sin embargo, Internet esencialmente está bajo ataque. Las infracciones de datos a gran escala, las incertidumbres sobre cómo se utilizan y monetizan nuestros datos, el cibercrimen, la vigilancia y otras amenazas en línea están afectando la confianza de los usuarios de Internet. Estamos en una encrucijada importante para Internet y su sano desarrollo está en juego.
Es nuestro deber colectivo encontrar una respuesta al ’techlash’ actual. Debe ser una prioridad del G20 reinvertir la esperanza en la innovación tecnológica: anteponiendo a las personas, sus derechos y necesidades. El hecho de que más de 100 organizaciones pidan a los líderes que asistan a la Reunión Ministerial de Economía Digital del G20 los días 23 y 24 de agosto que se comprometan a poner a las personas en el centro del futuro digital, solo destaca la urgencia. Si bien el G20 abordará temas importantes como la conectividad, el futuro del trabajo y la educación, no deben ignorar los temas que preocupan a las personas de todo el mundo: la seguridad y la privacidad.
La garantía de privacidad y seguridad es fundamental para generar confianza en la innovación tecnológica e Internet en particular. Debe interesar al G20 como potencia económica mundial para abordar estos problemas, de modo que nuestras sociedades digitales puedan seguir prosperando. Las brechas de datos recientes y de alto perfil dejan en claro que debemos responsabilizar a las empresas cuando utilizan técnicas publicitarias invasivas, manipulan la elección del usuario, no mantienen nuestros datos personales a salvo o comparten nuestros datos sin permiso. Del mismo modo, debemos recordar a los gobiernos que la regulación apresurada de algunos de estos abusos puede estar equivocada.
La falta de encriptación de extremo a extremo, puertas traseras para el cumplimiento de la Ley, la plataforma y los cierres de la red, ponen en riesgo a la gente y erosionan la confianza. Las personas también deberían estar mejor facultadas para tener un mayor control sobre sus datos y las formas en que los utilizan tanto el gobierno como el sector privado. Los miembros del G20 deben comprometerse a proteger la información de todos los usuarios, sean o no ciudadanos de un país del G20.
Ningún gobierno podrá enfrentar los desafíos planteados por las sociedades en red por sí solos o en forma aislada. Al tratar de hacerlo, dañarán este recurso público global para todos. Hoy, los líderes del G20 tienen una oportunidad histórica de proteger el desarrollo de Internet. Pueden dar un ejemplo al subrayar por qué Internet es tan importante para las sociedades en evolución, y por qué los países deben ser mejores curadores de este recurso vital.
Mientras nos preparamos para la cumbre 2018 del G20 en Argentina, también recordamos las palabras del presidente argentino, Mauricio Macri, de que para enfrentar los desafíos del siglo XXI debemos "anteponer las necesidades de las personas". Nuestro futuro debe basarse en un entorno saludable Internet, una Web que queremos. Uno que sea de confianza y habilite a las personas independientemente de los recursos económicos o demográficos. Debemos comprometernos con Internet como un recurso público global, que tiende puentes y nos ayuda a unirnos.
El techlash es real. Y cuestiona los beneficios de la sociedad digital. Necesitamos restablecer nuestra relación con la tecnología y priorizar las necesidades de las personas. El G20 puede jugar su parte al asumir la responsabilidad: tome en serio las preocupaciones de las personas, comenzando por la privacidad y la seguridad.
